Querid@s bloggers, Carmen tiene 45 años, ella dice que no es ni alta ni baja, ni gorda ni flaca, ni guapa ni fea, incluso ni rubia ni morena... Carmen es, como a ella misma le gusta decir, de esas personas que siempre pasan desapercibidas para los ojos (y aquí, queridos tengo que hacer un inciso, porque desde luego, lo será para los ojos de los que no saben ver, o esos que no dedican el necesario tiempo para mirar lo que ven).
Vive con su madre -también Carmen- en un precioso piso del centro, cuya calle bulle de vida durante el día y muere nada más cierran los comercios. No tiene pareja, nunca tuvo suerte con los hombres, se enamoró un par de veces pero de la persona equivocada, o en el momento equivocado, o ambas cosas erradas a la vez. No le gusta su trabajo, no por la monotonía, sino por los sinsabores de la oficina (los aprovechados de siempre, esos paripés de sonrisas dentífricas con los jefes, o el sacrosanto y despellejante cotilleo del cafelito).
Pero Carmen, está enamorada, muy enamorada. Enamorada de un personaje -no del actor que interpreta al personaje, no-, ella está enamorada del personaje mismo. Sabe, por supuesto, que no es real (que es sólo un personaje), pero es que es su personaje, ese hombre mil veces soñado, mil veces añorado, ese hombre maravilloso e ideal, tanto en la pantalla como en su irreal mundo de los sueños.
Carmen imagina escenas con ese personaje, cientos, miles de escenas, y enamorada pasa noches y días desojando la errática margarita de su imaginación, pensando, como Rimbaud, que la vida sin duda siempre está en otra parte, y, viviendo en un sueño o soñando que vive, dirige escenas de su vida con él, su vida, en un mundo muchísimo más allá de las pantallas; y quizá, tal vez por eso, quizá tal vez porque lo que nace de sueños sólo puede ser bello, Carmen sueña, sueña y es feliz... ¿el fin justifica los medios?
Os dejo querid@s con una canción... no hace falta que te diga que me muero por tener algo contigo, y es que no te has dado cuenta de lo mucho que me cuesta ser tu amiga..... Sed felices, por fa.
Besitos, muchos besitos... especialmente a las Mercedes, ya que hoy están de santo