domingo, 16 de junio de 2013

de facebook, políticos, records... o de cacas y carriles bici



Todo comenzó como comienzan las cosas importantes, sin ninguna razón aparente, casi de modo subliminal, y como si hubiese sido orquestado por una gran campaña publicitaria, del todo punto incomprensiva y extravagante. No obstante, y pasando por alto el escepticismo más total, lo cierto es que una mañana amaneció la avenida más transitada de la ciudad, con una pintada común en los cartelones que colgaban de las farolas anunciando la temporada taurina; de ellos podía leerse claramente, escrito en cursiva y a spray rojo: cágate en el carril bici.   
E increíble pero cierto, todos los cartelones de la avenida de la Constitución, estaban garabateados con tan escatológico mandato. Al principio, el pensamiento común de todo el que pasaba e irremisiblemente leía, fué que se trataba de una gamberrada, quizá alguno, por aquello de entrar en polémica de toros sí, toros no, más que una gamberrada pensó que era un acto de protesta, ahora bien, ¿una protesta a los toros cagando en el carril bici?, la verdad, no casaban los conceptos, pero desde luego, lo que nadie pensó jamás fué que se extendiera el mensaje y que se llegara a la acción.
Sin embargo, apenas en dos días ya no quedaba cartel anunciador vivo, y a los de la avenida de la Constitución se unieron los de las calles aledañas, en todos, podía leerse el mismo mensaje: cágate en el carril bici.
Y las cagadas no tardaron en aparecer. Al principio, fueron apenas unas pocas caquillas de perros en medio de los carriles bici, pero día a día, la cosecha iba creciendo, hasta tal punto, que se hizo imposible el tránsito de la bici por su carril.
Consecuentemente, los ciclistas dejaron de circular por los carriles bici sembrados como estaban de cacas, y empezaron a compartir acera con los peatones, con lo que no tardaron en aparecer las trifulcas entre unos y otros. Los peatones, se sentían acosados entre ciclistas que iban y venían, y olores constantes mientras caminaban; y los ciclistas, argumentaban que no tenían otra opción que tomar las aceras, dado el deplorable estado de los carriles bici.
Todos, con absoluta unanimidad, le echaban las culpas a los políticos, que  habían pasado del problema, dejando la ciudad -que no solo los carriles-, con una imagen y estado más que deplorable.
En los periódicos locales, a diario se insertaban noticias de reuniones fallidas entre Ayuntamiento y Junta de Andalucía... para los del Ayuntamiento, el problema era de la Comunidad Autónoma que era quien tenía la competencia, y quien había procedido al otorgamiento de subvenciones específicas para la realización de los mismos; en cambio para los de la Comunidad Autónoma, la competencia era claramente municipal, pues se trataba de actuaciones en el trazado viario de las calles, independientemente de quién sufragase la inversión. Y por supuesto, ambas instituciones se pasaban la pelota -o la piedra- al tejado ajeno, esgrimiendo técnicas razones de "recortes presupuestarios", así que como el refrán, unos por otros, y la casa sin barrer.
La noticia, saltó de la prensa local a la nacional, y a los debates televisivos, y un auténtico boom con profusión de fotos y opiniones, inundó literalmente todas las cadenas de televisión y las cartas al director de todos los periódicos. Y en ésto, entró en liza el facebook, volviendo al origen, con mensajes escatológicos que se multiplicaban por miles al minuto, pero esta vez del tipo: cágate en el Ayuntamiento, cágate en tu Comunidad Autónoma, cágate en el Parlamento... y no quedó institución en el país, en la que no se propusiera el cagar.
Y al igual que lo ocurrido en los carriles bici, el fenómeno se reprodujo esta vez a las puertas mismas de las instituciones, y una marea de cacas iban y venían, -a primera hora de la mañana se limpiaban, para de nuevo aparecer en la puerta de las instituciones a la mañana siguiente-. 
Se dictaron Decretos con multas astronómicas para los infractores cagadores, Ministros y Presidente del Gobierno aparecieron en televisión conminando a deponer actitudes, el Jefe del partido de la oposición, igualmente llamó a la calma y al diálogo, y hasta se hizo una campaña publicitaria con multitud de estrellas de la canción, del cine y del deporte, llamando a la conciencia ciudadana y a dejar de cagar.
Y cuando finalmente las aguas habían vuelto ya a su cauce, y se habían dejado las deposiciones, el país se enteró de la singular noticia de que había entrado en el Libro Ginness de los records: España, el país que más caga en sus instituciones.