lunes, 31 de enero de 2011

un puñal persigue a Julia (continuación)


Nos quedamos en que Paula seguía creciendo arrastrando suspensos, llamadas y quejas de sus profesores, cambiando de colegio, pero muy querida por sus padres, para quienes era su principesa.


Fue en la adolescencia cuando sus rabietas pasaron a mayores, y de los gritos desaforados tirándose al suelo cuando no conseguía lo que deseaba, pasó a dar patadas a los muebles y las puertas, estrellar lo primero que le venía a mano contra paredes y ventanas, y romper añicos contra el suelo cualquier objeto que tuviera al alcance... y cada nueva rabieta, una vuelta de tuerca más, hasta que sus padres, para que parase, y por no soportar ese comportamiento, cedían, y Paula paraba, conseguía lo que quería, y, hasta la siguiente vez.
Igual le daba montar el espectáculo dentro de casa, que en medio de un restaurante, de una tienda o en plena calle... y cada vez, añadiendo algo más, un poco más, una vuelta más... a los gritos se le sumaron los insultos, !dios santo, cuánto le dolían a ella los insultos de su hija!, !de su propia hija!, su niña... aquella niña suya preciosa que ahora, desafiaba las normas más elementales haciendo en todo momento su santa voluntad.

Cada dos por tres se escapaba del colegio y vagaba sin rumbo por las calles arremetiendo contra todo a su paso. Cuando la encontraban, volvía a la fuerza a casa insultando a voces a diestro y siniestro... !cuantas veces Paula la había llamado hija de puta, o cabrona de mierda, al quitarle un cigarrillo de la boca o simplemente decirle que no pusiera los zapatos en el sofá!, !cuántas veces le había dicho a voces que ojalá se muriera, qué a ver cuando le entraba un cáncer en la cabeza para que la dejara en paz! y Julia, llorando amargamente, se sumía más y más en la desesperación, ¿cómo una criatura podía destilar tanto odio?, se preguntaba una y otra vez, y ya no le cabía en el alma su cantinela: ¿porqué?, ¿cuando se truncó todo para siempre?, ¿que era lo que había desestructurado a Paula apoderándose de su niña y convirtiéndola en un ser desconocido y perverso?, ¿porqué Paula actuaba así?, ¿porqué?.

Con inmensisimo dolor recordaba todo el calvario que ella y Manuel habían pasado entre idas y venidas a psicólogos, profesores y policías... ¿y para qué?, se decía, ¿para qué?. Nada había dado resultado y nadie había dado con la tecla, es más, todo ese peregrinar entre profesionales y terapias, había envuelto a Paula como en una especie de coraza de profunda rebeldía y violencia.

Pero hoy Julia ya no podía tirar más, no podía más, abatida y angustiada caminaba de arriba a abajo por los pasillos del hospital donde estaban operando a Manuel del golpe que le había asestado su hija, clavándole un tenedor en el ojo, y todo, por no querer cambiar el Telediario y poner los Simpson, todo, por ver los Simpson... ya no podía más, de verdad que no, y llorando, firmó el ingreso de Paula en un Centro de Menores de la Junta de Andalucía.

domingo, 23 de enero de 2011

un puñal persigue a Julia




Un puñal sigue a Julia muy de cerca hiriéndola a cada paso, desangrándole el alma, y ella lo sabe... lleva callando años pero ya no puede más, tendrá que ingresar a su hija y lo sabe, dolorosamente lo sabe.

Julia Carmona tuvo hace quince años una hija, aquel inolvidable cuatro de agosto de mil novecientos noventa y cinco culminó el sueño de su vida, su deseo máximo, su creación: a las once y diez de la mañana nacía Paula, su niña, su angelito chiquito, su orgullo, su paz... atrás habían quedado tres infructuosos intentos de fecundación in vitro que habían hecho trizas sus ilusiones, sus nervios y su desesperación; pero ahora, con su hija en los brazos, todo aquel periplo y calvario quedaba muy atrás, estaba superado.
Ni a ella ni a Manuel, su marido, le quedaron ánimos -ni dinero- para intentar conseguir un segundo embarazo, después de todo, ya tenían a Paula con ellos, y ambos eran plenamente felices con aquella niña preciosa, absolutamente maravillosa, y que les había nacido gracias a Dios, fuerte y sana.

La vida sonreía a los Medina-Carmona, fueron años de miel aquellos en los que veían día a día hacerse cada vez mayor a su niña, que crecía feliz en un hogar armonioso y rebosante de cariño por los cuatro costaos... !cuantas veces había recordado Julia aquellos primeros años de Paula!, igual que aquel día en que por primera vez la llevó al colegio, cogidita de su mano, preciosa, con su uniforme azul de cuadritos y su pequeña mochilita rosa... !qué tiempo tan feliz!, y Julia recordaba como si fuera ayer los besos que le dió a la puerta de su clase, y cómo se quedó toda la mañana en la cafetería de enfrente del cole esperando a que tocara la sirena para ir enseguida a por ella, toda esa mañana con el móvil en la mano, sin soltarlo, por si la llamaba su maestra.

Pero pronto en el colegio las profesoras comenzaron a llamarlos para manifestarles que Paula no era participativa, que no atendía, que se evadía de continuo, que reaccionaba con brusquedad frente a cualquier acto de sus compañeros; aunque a ellos no le parecían más que cantinelas, cosas de críos, era pequeña y no le gustaba la escuela ni los deberes, eso era todo, !qué iban a hacer!, al fin y al cabo, no todo el mundo podía ser ingeniero de telecomunicaciones... y Paula, seguía creciendo arrastrando suspensos, llamadas y quejas de profesores, cambiando de colegio, pero querida cómo nadie por toda su familia. Era, indudablemente, la principesa de la casa.



(Continuaré la historia en la siguiente entrada)


jueves, 13 de enero de 2011

después de cenar




El abuelo Tomás siempre conseguía embelesarnos los sábados por la noche cuando, después de la cena y retirados el mantel, servilletas, vasos, platos y cubiertos, nos quedábamos sentados con él en la mesa del comedor y le pedíamos que nos contara historias.

Él nos contaba cientos de historias de su juventud cuando, de mochilero se recorrió África... le escuchábamos con los ojos muy abiertos, en un silencio sepulcral, y notabamos cómo se nos iba llenando la mente de fotogramas, según las narraciones del abuelo: las luchas a muerte entre machos para conseguir aparearse con las hembras, las estampidas de miles de gacelas y cebras al ruido atronador de una hilera de avionetas paseando a turistas, la inmensa negrura de las noches inundadas de sonidos... África, el abuelo siempre empezaba contándonos historias de África.

A mis primos y a mí, sin embargo, lo que más nos gustaba era que él nos contara cuentos de terror, pero para eso, primero teníamos que oír las historias de África. Hoy, el abuelo nos estaba contando la historia del pueblo Dogon, un ancestral pueblo de Malí que llegaron a África desde las estrellas, y que a la edad de doce años seguían la costumbre ancestral de escalar uno de los dedos de la Mano de Fátima.

Cuando hubo terminado de hablarnos del gran pueblo Dogon, se hizo un silencio solemne, y pasados unos minutos, mi abuelo empezó a contarnos que cuando él era chico, los incendios provocados por las colillas del tabaco o por la mente de algún loco, devoraban los montes, y grandes llamaradas de fuego arrasaban árboles y matorrales calcinando a los animales que aturdidos, se veían atrapados entre las lenguas incandescentes, que los aviones y helicópteros iban cargados de agua en su lucha titánica contra el fuego, lo que a veces duraba días y hasta semanas, y que a las avutardas, a los osos, a los lobos, a los linces y a los buitres, que eran unos animales fabulosos que vivían en los bosques, los tuvieron que llevar a zoológicos antes de que desaparecieran para siempre al ser destruidos u ocupados sus hábitats, igual que las ballenas, los calderones y los caballitos de mar, que se asfixiaban y quedaban muertos flotando a la deriva, en mares llenos de la basura que tiraban buques y cloacas...!cómo nos gustaban las historias de terror del abuelo!


sábado, 8 de enero de 2011

sigo cruzando los dedos y contenta y todo, no doy crédito


Querid@s mi@s, literalmente estoy supercontenta, no me esperaba ésto, por eso, y como dice el título de la entrada, yo sigo cruzando los dedos (para que continúe la racha, la suerte o el regalito de Reyes) pues francamente, no doy crédito... ya sabéis lo de la opa hostil que lanzó Spaces y el correito fatalista que nos mandaron a todos los que teníamos bloggs en el sitio, conminandonos a migrar al WordPress.com con unas fechas preclusivas para ello:
hasta el 4-enero podíamos publicar entradas, pasada esta fecha ya no podíamos ni publicar ni comentar ni hacer cambios en el blog, y hasta el 30-marzo teníamos de plazo para migrar, transcurrido el cual sin haberse realizado la dichosita migración, el blog desaparecería sin más: se acabó, adiós muy buenas, punto y final, caput.

Sin embargo, heme aquí, contenta y desafiante -a ocho de enero y publicando-... !que no quepo de gozo, oiga!, ya os lo podéis imaginar: supercontenta.
Y la verdad, no sé si se trata de una maquiavélica treta de los de Spaces o el Microsoft o el WordPress, o de quien sea que se trate, o que finalmente han sido conscientes de su mala acción y han rectificado -cosa que, por otra parte, casa bastante con los buenos propósitos que todos nos hacemos al comenzar un nuevo año-, o que los Reyes Magos me han traído desde el mismisimo Oriente el regalazo el continuar con mujer-hoy-sn, o qué se yo, pero lo cierto y verdad es que aquí estoy, pasado el fatídico día "D", sin migrar y publicando.

Tan recontenta, que voy a terminar la entrada con un poema, el segundo que escribo, y que he publicado hoy mismo en "algo contigo", mi otro blog, allí lo podéis ver mejor http://aliciapaym.blogspot.com/ !he empezao el año poética, velay!.


Ingrávida en el aire


Ingrávida en el aire
mi pelo juega al viento,
ingrávida.

Inerte de pesares y de
sufrimientos, abiertos
los sentidos a la danza
dulce del vuelo de los pájaros,
ingrávida.

Flotar, reír, besar, latir
ingrávida sin sujeción
ni a alfas ni a omegas.

Hermoso sueño el de sentirse
ingrávida en el aire,
mientras el viento
me despeina
dulcemente el pelo,
y respiro, y floto, y
río, y beso, y vuelo,
ingrávida en el aire.